Más que linda, es hermosa! En el paseo por la ciudad nos acompañó una tenue llovizna. Recorrimos el centro y quedamos deslumbradas con las casas y edificios históricos. Las iglesias son muy bonitas pero lo más sorprendente es que algunas estaban casi llenas durante la misa. Y no sólo eso: había cola para confesarse. Algo raro en estos días.
Luego fuimos al mercado. Frutas y productos regionales, ropa, comida, electrónica, todo lo que pueda imaginarse, con los Wachiturros de fondo (me acordé de vos garrapata por esto y por todo lo que había para comer! jaja).
Ya cansadas y con frutas en en mano, nos sentamos a comer unas empanadas salteñas y también probamos tamales y humita.
Mañana los dueños del hostel (que es excelente!) nos van a agasajar con empanadas y sidra para brindar. De plato principal seguramente hagamos un típico y rico asado argentino.
Que terminen muy bien el año y lo comiencen aún mejor!
viernes, 30 de diciembre de 2011
Rumbo a Salta Capital
Nos quedamos dormidas! Pero por suerte llegamos al colectivo. El camino hacia Salta es impresionante. Se pasa por la Quebrada de las Conchas, de 72 km de extensión. Uno no puede dejar de admirar tanta belleza de la naturaleza.
A medida que voy conociendo el Norte, me voy enamorando cada día más de mi país.
A medida que voy conociendo el Norte, me voy enamorando cada día más de mi país.
Segundas cascadas fallidas!
Con una mañana completamente despejada, partimos con Sheila y Pablo, una pareja de Buenos Aires a las cascadas del río Colorado. Por segunda vez consecutiva, no llegamos a ver los saltos de agua! Los guías nos cansaron tanto al llegar que decidimos hacerlo por nuestra cuenta. Por suerte nos encontramos con David y Agustín, que nos ayudaron a saltar entre las piedras y cruzar varias veces el río. Hacía mucho calor y encontramos un piletón muy tentador en el cual obviamente la perrita labradora se tiró. Muy fría el agua, como a mí me gusta!
Luego del chapuzón y unos mates, empredimos la ruta del vino. Al llegar a la Bodega Domingo Hermanos, hubo una baja ya que Sole "cogió" (ésta va para Jesús!) una alergia tremenda. Allí me encontré con Michael y Audrey, una pareja de norteamericanos y con Miriam, una alemana y disfrutamos todos juntos de unas copas de vino y queso de cabra. Luego partí a las bodegas Nanni, una bodega familiar que desde fines de 1890 produce vinos orgánicos. Allí degusté cuatro variedades de vino, con la explicación detallada de Raquel, la guía. Exquisitos!
Con una dosis de alegría extra, di un paseo por Cafayate. Es un pueblo muy lindo, con un paisaje espectacular, lleno de viñedos y con los cerros de distintos colores que toma tonalidades increíbles cuando los alumbran los rayos del sol.
Como estaba un poco desorientada (como me dicen las chicas de la UCA "recalculando!!") decidí sentarme en un banco de la plaza. Detrás vi una placa recordatoria de Néstor.
Al llegar al hostel me esperaban mis compañeros/as del Río Colorado para cocinar. Tras una ducha reparadora y despabilante, puse manos a la obra y cociné un salteado de vegetales y pollo con arroz. No fue de los mejores que he hecho pero por suerte los chicos habían comprado una damajuana de vino torrontés! Luego de reirnos un buen rato, nos fuimos a dormir con una lluvia relajante de trasfondo.
Comienzo por el Noroeste argentino
Esperando ansiosa la llegada del colectivo a la terminal de Rosario, me encontré con varias personas que iban a emprender este camino. En la cara de todas ellas se notaba cierta expectativa y alegría. Al subir al cole me reencontré con mi compañera de viaje, mi hermana uruguaya Sole, que se durmió todo el viaje, con mates de paréntesis. Yo no corrí la misma suerte. Si bien me tomé una pastillita no surtió efecto y los ronquidos del hombre de atrás (siempre viajo con hombres que roncan!!) no me permitieron conciliar el sueño hasta la mañana. Luego de un generoso almuerzo, llegamos a San Miguel de Tucumán y decidimos cambiar los planes: nos sacamos un pasaje y nos fuimos directo a Tafí del Valle, un pueblito encantador. Allí conocimos a Ahinoa y a Jesús, una pareja de españoles con quienes fuimos a conocer las cascadas (nunca llegamos...!) y el Cerro Pelao. Por la tarde partimos hacia Cafayate, previa parada en Amaicha del Valle, un pueblo de 5000 habitantes, con 360 días de sol. En la placita nos tomamos uno mates mientras los locales tomaban cerveza y tocaban la guitarra. Finalmente arribamos a Cafayate por la noche y nos fuimos directo a descansar. Nos esperaba un día agitado!
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