De regreso de la excursión, tomamos un bus a Cusco. Como de costumbre, no pude dormir. Sumado a eso, nos habían alertado que en el micro viajaban probables "punguistas", que roban a los turistas durante la noche. Ciertamente vi algunos movimientos extraños y por eso estuve en guardia toda la noche...
Cusco es una ciudad hermosa! Comenzamos por el mercado central, donde las artesanías, las frutas y demás comidas nos atraparon por un buen rato. Al día siguiente paseamos por el centro y nos asombramos de la cantidad de plazas e iglesias que hay. Nos habían recomendado visitar el museo Inka y allí fuimos, previa pasada por la plaza de armas. Conocer el museo nos fue de mucha utilidad para refrescar y aprender algunas cuestiones históricas. Más aún para conocer los sitios arqueológicos de Moray, Pisac, Ollantaytambo y Machu Picchu, a los que fuimos los días siguientes.
Con Rómulo, un cusqueño que conocimos en el museo Inka
En la piedra de los 12 ángulos
Cusco de noche: por primera vez en todo el viaje nos fuimos de gira por algunos pubs. Comenzamos por Nómade, en el barrio San Blas. Mientras una banda tocaba temas de los 80 y 90 (que me encantan!), probamos y saboreamos unos exquisitos Pisco Sours. De allí fuimos a 7 Angelitos. Otra banda estaba tocando, ésta vez metal. Allí pedimos unos mojitos y conocimos a un grupo de chilenos y chilenos muy buena onda. De allí partimos a otro donde nos esperaba una banda de música cubana y salsa! Azúcar....!