Como finalmente decidimos regresar por vía terrestre y por Chile, comenzamos a bajar desde Cusco a Arequipa. El viaje fue realmente agotador. No solamente por la cantidad de horas, si no por el contexto. Mujeres vendiendo "aguaditas" (aguas en bolsitas), chancho (y cortaban el chancho en el colectivo...!!) y panes. Vendedores al estilo Sprayette subían al colectivo y ofrecían hierbas medicinales para todo tipo de problemas. Pero para convencer a los posibles compradores, el discurso duraba entre 40 y 45 minutos...y con micrófono! Al tercero ya queríamos tirarle tomates! Por suerte estaba la voz de Amy, que nos hizo más ameno este trayecto.
Al llegar a Arequipa nos cruzamos con René, un taxista que nos recomendó un hostal y que al otro día nos recogió para ir a la terminal.
Salimos a pasear por la ciudad. Quedamos encantadas! Tiene tres volcanes nevados y sierras.
Porbando la comida tìpica; cuy. Si, si, me comí un roedor! Me dio mucha impresión...!
Pisco sour y pisco primavera